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Ansiedad

El compromiso como práctica para disminuir la ansiedad

El compromiso como práctica para disminuir la ansiedad

En cada historia de superación personal que he conocido, siempre hay un momento, -una escena- en que la persona logra darse cuenta de que es ella la responsable de su propio bienestar, por lo que nace el compromiso con su propio cambio, convirtiendo a la persona en su propio héroe.

¿Qué es el Compromiso?

Para Robert Leahy el compromiso es “la capacidad de hacer lo que se tiene que hacer. Es la capacidad para establecer metas saludables para ti mismo y seguir un plan de acción para lograrlo”

Esta capacidad te permite mantenerte ejecutando sistemáticamente el plan de acción que has definido para potenciar tu sensación de bienestar y desarrollo personal. Además te permite concentrarte en la tarea y no distraerse de tus objetivos y de hacer lo que necesitas hacer y no lo que quieres hacer.

Por ejemplo si estás pasando por una crisis de salud mental y estás con apoyo farmacológico que te permiten dormir bien, pero solo los decides tomar en la semana y suspenderlos el fin de semana para poder estar despierto hasta tarde. Si la prescripción médica indico uso diario, ¿está realmente la persona comprometida con su cambio? ¿está haciendo lo que necesita o quiere hacer?

Ser capaz de hacer lo que no quieres hacer, es la forma de superar la procrastinación, la preocupación, la baja tolerancia a la frustración, y, en general, las sintomatologías de la depresión y de la ansiedad.

Para generar cambios tendrás que hacer cosas que te parezcan desagradables o frustrantes. Será parte del proceso de fortalecimiento personal pues “el trabajo duro viene antes de la recompensa”.

Pasos para practicar el compromiso.

EL PODER DE LA ELECCIÓN

Es el primer paso para practicar el compromiso; tienes que tener consciencia de que serás tú quien generará los cambios. Tú terapeuta, tu tratamiento digital o tus conocimientos te orientarán para que logres hacer esos cambios.

Por tanto es importante que puedas preguntarte:

¿Cuál es mi objetivo de bienestar?

¿Qué tengo que hacer para conseguirlo?

¿Estoy dispuesto a hacerlo?

Cuando pienses en tu objetivo, piensa en el resultado que quieres obtener. Por ejemplo, si quieres mejorar tu problema de insomnio, tu resultado será poder dormir al menos 6 hora diarias.

Ahora cuando piensas en lo que tienes que hacer, tienes que pensar en qué tiene que ocurrir para que eso suceda. Siguiendo el ejemplo, necesitarás hacer higiene de sueño al momento de dormir, en donde deberás apagar las pantallas y luces al meno por una hora antes de dormir. Además de hacer algún ejercicio de relajación, practicar mindfulness, realizar alguna meditación o leer.

Por último cuando te preguntas si estás dispuesto a lograrlo, tienes que pensar en que tendrás que hacer un sacrificio para lograrlo. Siguiendo el ejemplo, quizás tendrás que quitar espacio a tu vida social nocturna o de estar en tu celular hasta tarde.

¿Te das cuenta de que la capacidad de elección te permitirá comprometerte con el cambio?

IMPERFECCIÓN EXITOSA

El siguiente paso es alejarse de la perfección y abrazar la imperfección como el camino hacia la superación. Te equivocarás, porque no lo sabías, pero aprenderás. También tendrás pequeños avances que irán sumando hacia el resultado que esperas.

Imagina que si buscas bajar de peso, harás mucho ejercicio, dietas, probarás y en el proceso el cuerpo irá cambiando. No podrás tener el resultado esperado de inmediato, pero si eliges continuar trabajando lograrás el resultado esperado.

Progresar a pasos imperfectos te llevará hacia resultados que podrás ir mejorando a medida que aprendes de la propia experiencia. No esperes tener el plan perfecto para empezar a comprometerte con tu bienestar. Comienza hoy, no mañana, da pasos pequeños pero constantes y en un plazo de tiempo prudente lograrás lo que buscas.

La Molestia CONSTRUCTIVA

Como tercer paso es lograr aceptar aquellas molestias, disconformidades o frustraciones que puedes vivir en el proceso de cambio.

Gran parte de las preocupaciones son un intento de evitar la ansiedad u otras emociones desagradables. Lo mismo ocurre con la procrastinación, la evitación de la incomodidad.

Para hacer cosas que no quieres hacer, necesitarás cambiar tu actitud hacia la incomodidad haciendo de la incomodidad tu meta. No harás ningún progreso real a menos que te sientas incómodo. Si pospones las cosas, entonces eres un “evasor de la incomodidad”, evitando constantemente las cosas que te hacen sentir incómodo.

Por ejemplo, como anteriormente te señalaba a través del ejemplo de estar con un apoyo farmacológico. Tienes que aceptar y aprender a lidiar con la incomodidad que te pueden causar algunos efectos de los fármacos en un inicio, pero a largo plazo tendrás los resultados que esperas. Sé tolerante.

Si planea resolver algunos de sus problemas, es posible que debas hacer algunas cosas que te resulten incómodas.

A medida que te vas comprometiendo con tu bienestar, con tus metas, podrás ir fortaleciendo la capacidad para tolerar la incomodidad y lograr así resultados más significativos.

En resumen…

El compromiso es “la capacidad de hacer lo que se tiene que hacer. Es la capacidad para establecer metas saludables para ti mismo y seguir un plan de acción para lograrlo”.

Para practicarlo tienes que hacerlo a través de tres pasos:

  1. El poder de decisión.
  2. Aceptar la imperfección.
  3. Tolerar la incomodidad.

Por último, ¿sabías que el compromiso “va de la mano” con la actitud de aceptación? Conoce más sobre la aceptación en el siguiente link.

¿Te gustaría conocer sobre esta y otras técnicas para disminuir la ansiedad?

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Referencia

R. Leahy (2005) The Worry Cure. (ebook).

Equipo Psicología Clínica
Equipo de edición de contenidos de psicología y nutrición.

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