¿Cómo saber si estoy siendo feliz?
Es común que podamos preguntarnos si lo que estoy haciendo me está haciendo feliz o no, o si lo que estoy decidiendo me podrá hacer más feliz. En otras ocasiones, podemos hacernos la misma pregunta con otras palabras, ¿estoy teniendo bienestar? ¿estoy sintiendo que he crecido como persona?
Dudar nos hace ser humanos, pues como ya lo entendía Freud, somos aquella tensión entre nuestro ello y nuestro superyó, es decir, somos seres dinámicos que vamos cambiando conforme vamos viviendo experiencias y teniendo aprendizajes. Y no solo Freud, muchos autores comenzaron a describir este psicodinamismo que tiene el ser humano y que en su libertad puede explorar para crecer y desarrollarse como persona.
Para responder la pregunta inicial, podemos tomar distintas perspectivas de las distintas áreas del conocimiento, religiones o culturas, y para ello te propondré un modelo simple del autor Carl Rogers (1902-1987), que te podrá ayudar a realizar una autoevaluación para que tú puedas obtener tus propias conclusiones sobre tan fundamental pregunta.
Pero antes, me gustaría solo aclarar un punto en común que he podido observar en distintos autores, culturas o religiones, pues la conexión, vivencia y comprensión de nuestras propias emociones son la base para construir un estado de felicidad.
Por ello, que Rogers -junto a diversos otros autores- propone que la felicidad la podemos alcanzar cuando nos desarrollamos y vivimos como una persona plena, capaz de vivir plenamente sus emociones, entendiéndolas como los resultados de las experiencias, es decir, serán las emociones las que nos conducirán a los aprendizajes necesarios para desarrollarse personalmente. Imagínate que muchos aprendizajes que tenemos en nuestros primeros años de vida son en base a las emociones que sentimos en cada una de las experiencias. Por ejemplo, si las primeras veces que nos percibimos en oscuridad, sentimos miedo, es muy probable que vayamos aprendiendo dicha asociación, al punto de poder desarrollar dificultades para soportarla.
Entonces, ¿Cuál es la propuesta? De su libro El proceso de convertirse en persona (1961), en el capítulo homónimo del título del libro, Rogers plantea que la persona se desarrolla plenamente para alcanzar su felicidad, en 5 ámbitos:
Apertura a la experiencia. Aventurarse a vivir experiencias es sinónimo de nuevas emociones y por ende, nuevos aprendizajes o recuerdos. Sin embargo, en esta área Rogers hace un importante hincapié en que para poder lograr esta apertura a la experiencia, debemos abandonar aquellas facetas, emociones o pensamientos que distorsionan quienes realmente somos, es decir, debemos ir desprendiendo de aquello que cargamos, para así darle espacio a lo nuevo. El autor explica en su libro el fragmento de su práctica clínica para este aspecto, el cual cierra con la frase “… Podía vivir plenamente todas las experiencias de su organismo, sin excluirlas de su apercepción”.
Confianza en el organismo. Si bien tendemos a realizar una escisión entre el cuerpo y la mente, técnicamente somos un mismo ser que funciona como un todo y no por las áreas que nosotros usamos para entendernos. Las culturas orientales hicieron mucho énfasis en este punto pues la mente y el cuerpo son un todo y no podemos comprenderlo de forma disociada. En este punto Rogers hace énfasis en algo que va muy de la mano con el punto anterior; es el organismo quien vive la emoción y es la emoción que nos genera el aprendizaje, por lo que la confianza en nuestro organismo podemos desarrollarla sin ser plenamente consciente de ello. En esta lógica, es común que a veces nos ocurra que dando un breve instante de atención plena a nuestro organismo -lo que estamos sintiendo- nos permita tomar una decisión como “querer o no ir a una determinada actividad” o “darme cuenta de que estoy cansado”.
Vivencia existencial. “yo soy quien vive mi vida” es una frase ejemplificadora para explicar rápidamente esta área, pues en este punto el autor nos invita a posicionarse a ser nosotros mismos los evaluadores de nuestra vida, debido a que somos nosotros los únicos que podemos sentir nuestras emociones, ergo, nuestra verdad. Cuando logramos desprendernos de las expectativas sociales que no me gustan, cuando dejamos de buscar la aprobación en los demás o nos desprendemos de aquellos recuerdos que no hacen más que hacernos vivir algo que no somos, entonces, logramos tener mayor confianza en nuestras decisiones. Esto se refleja a través de mi apertura a las experiencias y la confianza en mi organismo. El autor nos propone, simplemente, hacernos la siguiente pregunta: “¿Estoy viviendo de una manera que me satisface plenamente y que me expresa tal como soy?”
Libertad y responsabilidad. Conforme a que voy logrando avanzar en las áreas anteriores, voy entonces también dándome cuenta de que, soy más libre en lo que puedo decidir para mi vida o no, pero esa libertad va de la mano con la responsabilidad que tengo con mi propio organismo, pues es quien me permite sentir mis emociones. Cada decisión o acción que realice, tendrá una consecuencia para mi organismo, la cual será positiva mientras más responsable y honesto sea con mis propias necesidades.
Creatividad. Me gusta llamarle así a lo que Rogers nos plantea en este punto que él titula “el deseo de ser un proceso”, en donde nos invita a pensarnos como un proceso continuo y no como un producto, es decir, que cada momento de mi vida es una oportunidad de experiencias y aprendizajes. Una oportunidad para tomar una decisión libre, responsable y confiando en nuestro organismo. Por esto que concebirnos como un proceso nos permite entender que tenemos múltiples oportunidades para aprender y crecer. Podemos ser una persona que puede aprender a desarrollarse de manera intelectual, social, emocional, artística, profesional, deportiva, etc., y en cada forma podemos construir espacios de satisfacción personal que acrecientan nuestra felicidad. Por ejemplo, puede ser superándome deportivamente, aprendiendo una nueva canción, pintando aquella imagen que siempre quisiste, aprendiendo a construir relaciones de confianza, aprender a resolver los obstáculo de tu trabajo, aprendiendo a cocinar, etc
En fin, como solía decir mi madre: “tienes que aprender a hacer de todo y a vivir distintas experiencias pues así vivirás más libre y autodependiente de ti”. Hoy puedo decir, vaya que tenía razón.