ansiedad por comer
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¿Qué es la ansiedad por comer?

¿Qué es la ansiedad por comer?

La pandemia, el encierro y el estrés de la vida diaria han producido un estallido en los cuadros de ansiedad, y entre ellos vemos que la ansiedad por comer es un motivo de consulta cada vez más frecuente.

Aquí te contamos más sobre las características de la ansiedad por comer, distintas formas para reconocerla y cómo abordar el tratamiento psiconutricional.

La ansiedad a grandes rasgos

¿Sabías que los cuadros de ansiedad son uno de los motivos de consulta más frecuentes en la psicología?

Así es, distintos estudios epidemiológicos reportan que hasta un 33,7% de la población mundial ha experimentado algún trastorno ansioso en su vida… ¡Eso es 1 de cada 3 personas!

Y si lo has sentido, sabes que la ansiedad es un trastorno debilitante que interfiere en todas las áreas de la vida. Entre ellas la alimentación.

En el ámbito de la nutrición es frecuente escuchar la frase “Tengo ansiedad y picoteo todo el día”. Si te identificas con esto, no estás solo. Es un problema muy común y no ha recibido la atención que merece.

Vamos a la pregunta entonces,

¿Por qué acostumbramos a calmar la ansiedad con comida?

La ansiedad por comer

Comer de forma impulsiva es un síntoma frecuente de los trastornos de ansiedad.

El problema no es la comida en sí misma, si no que el control que ejerce el estado de ánimo sobre el acto de comer, generalmente al buscar un alivio transitorio cuando estamos experimentando emociones negativas como la tristeza, nervios o estrés.

La acción de comer no se produce por la necesidad de nutrir el cuerpo, si no que para tapar las necesidades emocionales subyacentes.

Y es que a nivel cerebral, el acto de comer libera diversos neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que se encargan de hacernos sentir bien, al menos en forma momentánea.

El problema viene después, cuando la sensación de placer desaparece y en su lugar aparecen sentimientos de culpa y frustración.

Y esto puede generar un círculo vicioso, pues nuestro cuerpo ya aprendió que comer entrega placer instantáneo, e intentará apagar los sentimientos de angustia comiendo nuevamente, y así se cava un hoyo profundo y dañino para tu salud mental.

Las causas de la ansiedad por comer

Existen varios motivos que pueden llevarnos a comer por ansiedad, veamos algunos de ellos:

Tienes una mala relación contigo mismo(a)

¿Cuándo fue la última vez que dedicaste tiempo a tu autocuidado? ¿Cuándo fue la última vez que te hablaste con cariño?

Es común que cuidemos nuestras relaciones con otras personas y descuidemos nuestra propia relación.

Cuando te hablas desde la negatividad y autocrítica, y no tienes compasión para perdonar tus errores, te será extremadamente difícil sentir las señales que tu cuerpo envía y difícilmente podrás entregarle lo que necesita.

Niveles altos de estrés

El estrés agudo es una respuesta natural del cuerpo en preparación a una situación de riesgo, y te ayuda a activar tus sentidos para enfrentar la amenaza de la mejor forma posible.

Pero si el estrés se mantiene en el tiempo, esta liberación constante de cortisol terminará por llevarte a buscar refugio y querer escapar… Y recordemos que la comida es una forma instantánea de sentir placer.

Incapacidad para gestionar emociones.

Si acostumbras esconder o reprimir tus emociones negativas, no tendrás las herramientas necesarias para gestionarlas y resolverlas de forma adecuada.

El problema es que mantener las emociones reprimidas toda la vida es imposible y esta olla a presión terminará por estallar y tu cerebro buscará alivio por otros medios, entre ellos la comida.

Exceso de autocontrol.

Esto es muy común en la nutrición, especialmente al empezar una dieta restrictiva. El cerebro humano funciona de forma muy curiosa, y es que cuando se le prohíbe algo es cuando más lo desea.

Pasar todo el día controlando y restringiendo lo que comes tarde o temprano terminará por provocar episodios de alimentación descontrolada y atracones.

¿Las dietas provocan comer por ansiedad?

Aquí no hay reglas generales, pero en la mayoría de los casos la respuesta es sí. Las dietas restrictivas aumentan significativamente la probabilidad de comer de manera emocional.

Es muy común iniciar una dieta con el objetivo de perder peso y terminar desarrollando una relación patológica con la comida, y es que el solo hecho de comenzar una dieta significa que estás esperando el momento en el que terminará.

Esta restricción angustia a tu cerebro y genera una lucha constante contra el hambre, incluso cuando esa hambre es una señal real de necesidad de nutrientes.

Ceder ante estas señales luego te lleva a una sensación de culpa e incapacidad por no lograr mantener el control, y esto genera insatisfacción, estrés y alimentación compulsiva. ¿Te parece conocido?

¿Cómo diferenciar el hambre emocional del hambre real?

Existen varias señales que delatan el hambre emocional y permiten reconocer cuando es causado por la ansiedad:

  1. Aparece de forma repentina y es muy intensa, resistirse se hace prácticamente imposible.
  2. La sensación de “vacío en el estómago” característica del hambre real no está presente, más bien se siente a nivel de la boca y suele asociarse a imágenes o representaciones de comida.
  3. Es extremadamente específica. A diferencia del hambre real, se enfoca en una comida en particular, usualmente rica en azúcares o grasas.
  4. Al empezar a comer es muy difícil detenerse. Generalmente el episodio llega a su fin cuando la comida se termina o luego de comer grandes volúmenes de forma casi automática.
  5. Independiente de la cantidad que hayas comido, no genera saciedad.
  6. Se asocia a sentimientos de culpa, arrepentimiento o vergüenza prácticamente de inmediato luego de terminar.

¿Cómo resolver la ansiedad por la comida?

En esto no hay soluciones instantáneas ni recuperaciones milagrosas. Y por muchos batidos y pastillas mágicas que se vendan en el mercado para vencer la ansiedad, ninguno logrará resolver la raíz del problema que generó la condición en primer lugar. Recuerda que la comida no es el problema en sí, sino que las emociones que acompañan el acto de comer.

El mejor consejo que puedo darte es que no tengas miedo de buscar ayuda.

Un equipo profesional te ayudará a crear estrategias para trabajar tu salud mental. Con una terapia psicológica podrás aprender a gestionar tus emociones y con el tratamiento nutricional mejorarás tu relación con la comida para elegir alimentos que potencian tu salud… obviamente evitando las restricciones y prohibiciones.

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REFERENCIAS

Bandelow, B., & Michaelis, S. (2015). Epidemiology of anxiety disorders in the 21st century. Dialogues in clinical neuroscience, 17(3), 327–335.

Malinowski P. (2013). Neural mechanisms of attentional control in mindfulness meditation. Frontiers in neuroscience, 7, 8.

Ruiz Fuentes, S., & Llorca, G. (2016). Mindful eating y estilos de ingesta en pacientes con trastornos alimentarios. gora de salut, 3, 339-345.

Rodriguez, Sonia, Mata, Jos  L., & Moreno, Silvia. (2007). Psicofisiología del ansia por la comida y la bulimia nerviosa. Clínica y Salud, 18(1), 99-118. Recuperado en 18 de diciembre de 2020,

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