Qué es ser codependiente emocional
¿Sabes qué es ser codependiente emocional, cuándo puede dar inicio y cuál es el tratamiento ideal? En este artículo te lo explicamos.
La Codependencia se define como la dependencia que manifiesta perturbaciones afectivas y relacionales.
Esto, con un patrón de comportamientos de sobrecontrol, pseudoaltruismo, focalización en el otro con conductas de sometimiento, autonegligencia y protección que experimentan las parejas o familiares directos a las personas víctimas del abuso tanto psicológico como físico, dependientes a drogas y/o pacientes con enfermedades crónicas (De la Villa & Sirvent, 2010).
Características de una persona codependiente
Las características o rasgos comunes de las personas con conducta codependiente van desde pensamientos y sentimientos hasta un modo de reaccionar que les adolece poco a poco.
Son personas asfixiantes, aferradas y necesitadas a tal grado que llenan de una amabilidad excesiva a cualquier persona que los rodee.
Además, tratan de complacerla hasta que esa persona ya no lo soporta.
¿Quiénes son?
Generalmente estas personas son miembros de familias que vivieron o viven en una familia disfuncional o con alguien discapacitado, neurótico o enfermo, que también pueden presentar síntomas y conductas codependientes.
Existe también una relación significativa con la historia de abuso infantil, principalmente a lo que se refiere a malos tratos en la niñez, el abuso físico, emocional y la negligencia (Beattie, 2009).
Desde la perspectiva de una persona con conducta codependiente, esto se da de forma evolutiva conforme al paso del tiempo.
Generalmente sabe y se da cuenta que es culturalmente aceptado el hecho de que ser víctima de abuso no está bien.
Sin embargo, también saben disfrazar esta impotencia y frustración de tal forma que terapéuticamente no suene algo incorrecto.
De igual forma una persona con esta conducta siente que la codependencia es mutable y adaptable a su forma de vivir (raza, costumbres y tradiciones).
Menciona que el primer paso incluye sentirse atrapada y buscando un escape, por ejemplo, el perder la fe en la gente, en Dios y la vida o tener ideas suicidas y volverse abusiva hasta finalmente morir.
El segundo paso incluye limitaciones hacia sí misma; como estar restringida financieramente o tener que mantener muchos hijos, esto dándole más peso al primer paso.
El tercer paso incluye el convencimiento hacia sí misma de no estar dispuesto a obtener ayuda, que no la merece y que en algún momento la ayuda puede o no venir.
El cuarto y último paso se refiere como el cambio dentro de cada persona y aunque a veces sin trabajo termina en muerte, muchas veces terminando por reconocer su comportamiento codependiente y aceptando ayuda terapéutica o aprendiendo a recuperarse sin necesariamente romper esa relación, pero cuidando de ella misma (Beattie, 2009).
¿Cuándo puede dar inicio la codependencia?
En la adolescencia se presentan cambios psíquicos, afectivos, familiares y sociales.
Es una época de búsqueda de aceptación, adaptación social y de identidad (García,2011).
Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas (ONU, 2008) ha definido a la adolescencia cómo las personas que se encuentran en el rango de edad de 15 a 24 años.
El adolescente adquiere un comportamiento codependiente gracias a conductas y creencias familiares que no permiten la expresión de emociones y afectos.
Cuándo se manifiestan estas conductas
Estas conductas podrían verse en el momento de unión con otra persona (noviazgo, compromiso, conyugal), dando lugar a formas incorrectas de expresar y sentir afecto; inducido por normas institucionales que le hacen difícil al individuo negar ayudar a otra persona aunque le perjudique o genere angustia o baja autoestima. (Hernández, 2008).
De acuerdo a Retana (2005) existen diferencias en el comportamiento amoroso a lo largo del desarrollo: en la infancia, las relaciones que tiene el niño con sus pares comienzan siendo ansiosas y egocéntricas, conforme va pasando el tiempo se van modificando a ser seguras y constructivas.
En la adolescencia las relaciones familiares y sociales sufren transformaciones.
El adolescente continúa socializando en las “Normas socioculturales del amor romántico” y pronto empieza a sentir atracción romántica al tiempo que se incrementa notablemente su atracción sexual hacia ciertas personas. ̈En el adulto se cambia el estilo romántico y se transforma en “storge” que implica un amor de intimidad, confianza, amistad y conocimiento menos pasional” (Retana, 2005. p)
Es por esto, que algunos autores han planteado que durante la adolescencia y adultez las parejas románticas pueden ser concebidas como figuras de apego.
Estas relaciones son importantes para la formación de la intimidad e identidad del adolescente.
Conducta del adolescente por la codependencia
La codependencia en el adolescente sugiere un tipo de relación amorosa predominantemente de manía: dependiente, celoso y con demandas excesivas.
Un punto de gran importancia es que hay una transición entre ser el receptor de cuidado y atención por parte de los padres a ser de manera independiente quien brinde el cuidado a otros.
Los adolescentes al disminuir la relación con sus padres, los lleva a buscar aprecio y aceptación con sus pares.
Por otro lado, esto los puede llevar a idealizar el afecto lo que genera una frustración en la confianza del adolescente. (Papalia, 2009).
El hecho de involucrarse en relaciones románticas provee a los adolescentes de contextos en los cuales la sexualidad y la intimidad son abordadas convirtiéndose en un punto central para el desarrollo de su identidad.
“En los adolescentes, la dependencia en las relaciones románticas produce daños físicos y emocionales; estas personas creen que amar es poseer u ofrecerle todo, justificando las conductas de la pareja de manera idealizada y suelen tener celos irreales ante la ansiedad de perderle” (Franco, 2005).
Codependencia en México
En México, las normas sociales en torno a la mujer se sustentan en base a lo anteriormente mencionado.
Un estudio describe el comportamiento esperado de la mujer entre el periodo de la colonia y la primera mitad del siglo XX era de sometimiento y total obediencia al hombre, así como recato, honestidad y mesura.
Con este estudio como base podemos observar que el papel de la mujer ha soslayado la violencia familiar.
La mujer adicta a las relaciones percibe un mundo “peligroso”, entre la necesidad de proteger y el temor a ser abandonada, anticipando la excesiva separación y sobre todo la pérdida de amor. (Codependencia y género).
Las diferencias de intergénero halladas en el trastorno de codependencia se le pueden adjudicar al comportamiento de la mujer como cuidadora debido a que es imagen de protección, objeto de amar sin reservas, su comportamiento abnegado y su imagen de amante incondicional.
Esto forma parte del imaginario colectivo, de las representaciones sociales dominantes, de los roles estereotípicos de género y tendencias actitudinales prevalentes. Dicho roma de conducta codependiente femenina dependerá de las variables socioculturales y será interpretado diferencialmente como patología o asunción estereotípica de un rol (Moral & Sirvent, 2007).
Tratamiento psicológico recomendable para codependencia
Además de saber qué es ser codependiente es importante conocer cuál es el tratamiento psicológico para esta situación.
La Psicoterapia Interpersonal propone una manera muy sencilla de poder realizar cualquier abordaje cuando existen pacientes con codependencia.
Esto se basa en reconstruir la identidad dañada del codependiente a través del fomento de la autoestima, del reconocimiento de sus sentimientos, de potenciar sus habilidades relacionales, de favorecer su autoconcepto positivo y de su asertividad.
De manera que el objetivo sería ir convirtiéndose en uno mismo, con actitudes, opciones y comportamientos libres y consiste en tres fases (Goikoetxea, et. al, 1994):
Primera fase
Se realiza un contrato o compromiso terapéutico explícito y se trata de relacionar la codependencia con el contexto interpersonal, revisando ordenadamente las relaciones interpersonales presentes y pasadas, ya que la codependencia es un estilo de vida y de relación (Goikoetxea, et. al, 1994).
Después se determinan los objetivos del tratamiento:
- Reconocer la existencia de un problema, ya que experimentan emociones negativas perturbadoras que les impiden dejar la relación insatisfactoria.
- Desprenderse emocionalmente de los problemas de los demás, porque no hay motivo para ser abandonado.
- Responder con acciones y no únicamente con preocupación, renunciando al rol de sufridor.
- Centrar la atención y la energía en su propia vida y no en otra relación.
- Asumir su responsabilidad no viviendo la situación con sentimiento de culpa.
- Salir del ambiente familiar implica fortalecer las fronteras de la familia y abrir otros círculos: asociaciones, trabajo o voluntariado.
Segunda fase
Se parte del supuesto básico de que la codependencia tiene que ver con problemas que se manifiestan en cuatro áreas-problemas (Goikoetxea, et. al, 1994):
- Duelo (porque pueden existir dificultades para la elaboración del duelo): se abordan las relaciones perdidas porque pueden existir dificultades para la elaboración de un duelo. Y se exploran los sentimientos asociados a la codependencia, tanto positivos como negativos y se analizan las ventajas y desventajas de esa relación.
- Disputas personales (porque pueden encontrarse situaciones interpersonales en las que se den expectativas no recíprocas): se abordan las relaciones alteradas porque pueden encontrarse situaciones interpersonales en las que se den expectativas no recíprocas. Se renegocian las diferencias de su relación con el adicto y con los demás miembros de la familia y de su red social. Y se intenta recobrar la libertad de formar nuevos vínculos y realizar cambios activamente, aunque no tengan éxito.
- Déficits interpersonales (porque puede haber una historia de empobrecimiento social): se relaciona la codependencia con los problemas de aislamiento social o de insatisfacción y se exploran las pautas repetitivas en las relaciones.
- Transiciones de rol (porque puede que haya cierto déficit para afrontar los cambios requeridos para el desempeño de otro rol): se abordan los roles perturbados porque puede que haya cierta dificultad para afrontar los cambios requeridos para otro rol. Y consiste en explorar las posibilidades de un nuevo rol más autónomo, en desarrollar nuevas habilidades para el desempeño del mismo y evaluar de forma realista lo que puede perderse.
Tercera fase
De trata explícitamente de la finalización de la relación terapéutica, se reconoce que este final es un periodo de separación, despedida y duelo.
Y se refuerzan los sentimientos de independencia del paciente y la capacidad de estar dispuesto a abandonar y a ser abandonado (Goikoetxea, et. al, 1994).
Referencias bibliográficas
De la Villa, M., Sirvent, C. (2010). Codependencia y heterocontrol relacional: el síndrome de Andrómaca. Revista Española de Drogodependencias, 35 (2), 120-143.
Gandolfo, S. (2011). Adicción a las Relaciones y Codependencia en Mujeres. Revista Psicología. 15:7.
García, J. E., Quintanilla, R., Sánchez, L. M., Morfín z, T. & Cruz, J. I. (2011). Consenso Cultural sobre el Intento de Suicidio en Adolescentes. Revista Colombiana de Psicología, 20(2), 167-179.
Goikoetxea, I.; Aizpiri, J.; Marcos, J.F. “Evolución de las esposas de los alcohólicos en tratamiento”. Libro de Ponencias y Comunicaciones. XXI Jornadas Nacionales de Socidrogalcohol. 1994. pp. 387-410.
Hernández, M. (2008). Relación afectiva de mujeres con un esposo alcohólico: un comportamiento social aprendido que repercute en su salud. Revisión, 12(4), 106-108.
M, Beattie, M, (2009) La nueva codependencia, guía de apoyo para la generación de hoy. Nueva imagen: México, D.F. impreso. pp 25-29, 193-197.
Moral, M, C, Sirvent, C, (2007) codependencia y género: análisis explorativo de las diferencias en los factores sintomáticos del TDS-100. 8* congreso virtual de psiquiatría.