Qué hacer en un ataque de ansiedad
Qué hacer en un ataque de ansiedad
Un ataque de ansiedad aparece de forma súbita cuando la persona está con niveles altos de ansiedad. Es una reacción psicobiológica que afecta los pensamientos, emociones y cuerpo, paralizando el funcionamiento de la persona por un tiempo que puede extenderse de 10 a 60 minutos.
Los pensamientos se nubla, la sensación de que se perderá el control de sí mismo es abundante, el cuerpo se manifiesta con significativas palpitaciones, sensación de ahogo, sudoración, disociación de una o más extremidades, nauseas y vómitos.
Emocionalmente, el miedo se sentirá en un nivel extremo que provoca respuestas emocionales como llanto y contracción y rigidez muscular. Al terminar, el cansancio y sueño puede intensificarse. Se recomienda descansar.
Los ataques de ansiedad pueden presentarse de manera aislada como respuesta a una ansiedad que se ha estado reprimiendo o se ha intensificado en los últimos días. También pueden aparecer ante noticias desvastadoras o como respuesta altos niveles de estrés.
Cuando los ataques de ansiedad se hacen recurrente dentro del plazo de 30 días y además comienza a existir una preocupación por evitar vivir nuevamente un ataque de ansiedad, entonces podría estar en presencia de la manifestación de un Trastorno de Crisis de Pánico.
Para conocer más sobre este trastorno te invitamos a visitar esta guía
¿Cómo puedo anticipar(me) a un ataque de ansiedad?
Si bien los ataques de ansiedad se manifiestan de forma súbita, existen ciertos indicadores que te puedan dar cuenta que podrías estar por sufrir un ataque de ansiedad. Considera que si tu preocupación comienza a ocupar toda tu atención, no pudiendo cambiarte de foco, puede ser la primera señal frente a la que debes actuar.
Una vez que las preocupaciones ocupan tu total atención, entonces el miedo puede comenzar a intensificarse.
Recuerda que una preocupación es una atención que busca una respuesta frente a algo que podría resultar adverso para ti y es -justamente- el miedo la emoción que se manifiesta cuando estamos ante un posible peligro.
El miedo intenso puede provocar un ataque de pánico.
Por último, si además de la preocupación excesiva y el miedo, si comienzan aparecer síntomas corporales como palpitaciones o dificultad para respirar, entonces son señales a las que debes actuar preventivamente para evitar que los síntomas se intensifiquen y terminen en un ataque de ansiedad.
¿Qué hacer cuando identifico algunos de estos síntomas?
Al identificar uno de estos síntomas, entonces puede resultar útil:
- Desviar tu atención hacia otros estímulos. Escuchar tu música favorita o salir a dar una caminata puede resultar de mucha ayuda.
- Preguntarme cómo me estoy sintiendo y si es necesario pedir ayuda. Conversar con un familiar o amigo puede resultarte beneficioso para canalizar tus emociones y cambiar tu foco de atención.
- En caso de estar en un lugar encerrado o de muchas personas, permitirte salir. Si es necesario pide que alguien te acompañe.
- Ayúdate con algunos ejercicios de relajación, como el midnfulness, la relajación progresiva muscular o ejercicios de respiración.
- Conversar sobre tus preocupaciones, emociones y pensamientos.
¿Cómo ayudo a una persona que está sufriendo un ataque de ansiedad?
Si la persona está sufriendo un ataque de ansiedad, entonces puede resultar útil:
- Ayúdale a centrar su atención en estímulos hápticos (tacto), ej. Tomar de las manos.
- Ayúdale a centrar su atención en su respiración. Utiliza ejercicios de respiración conocidos, como el “4-7-8” o el “5-5-5” (en ambos, el número en orden indica el tiempo de inhalación, tiempo de retención y tiempo de exhalación).
- Permitirle llorar, gritar u otros. Sé comprensivo y no le provoques vergüenza. Evita utilizar frases como “no grites que te están escuchando de allá”, “mira te están mirando como lloras”.
- Si es necesario ayúdale a llegar a un lugar con menos ruidos o personas.
- Por sobre todo, mantén tu seguridad pues es lo que más necesita una persona en crisis. No pierdas tú el control, trasmite seguridad.
- A medida que exprese sus miedos o rabias, respóndele que está bien decir aquello que nos aqueja y ayúdale a centrarse en el presente.