Tipos de violencia doméstica y su impacto en la salud mental
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Tipos de violencia doméstica y su impacto en la salud mental

Primero que nada, necesitamos definir el término “violencia” para poder identificar los tipos de violencia doméstica. La OMS la define como: “El uso intencional de la fuerza física o el poder contra uno mismo, hacia otra persona, grupos o comunidades y que tiene como consecuencias probables lesiones físicas, daños psicológicos, alteraciones del desarrollo, abandono e incluso la muerte.”

Cabe destacar que un punto importante que reconoce la OMS en esta definición, es el tema de la intencionalidad. Cuando el fin del agresor es producir daño ante la comisión de cualquier acto antes mencionado, entonces estamos hablando de “violencia” (Krug et al., 2002). 

Adicional, es importante comentar que la “violencia doméstica” puede surgir a partir de otro tipo de violencias, dígase la familiar o la de pareja (incluso ambas). 

La violencia familiar se define como los malos tratos o agresiones físicas, psicológicas, sexuales o de otra índole. Estas son infligidas por personas del medio familiar y dirigida generalmente a los miembros más vulnerables de la misma: niños, mujeres y ancianos.

Y la violencia de pareja se define como aquellas agresiones que se producen en el ámbito privado en el que el agresor, generalmente varón, tiene una relación de pareja con la víctima. Dos elementos deben tenerse en cuenta en ambas definiciones: la reiteración o habitualidad de los actos violentos y la situación de dominio del agresor que utiliza la violencia para el sometimiento y control de la víctima. Este termino con frecuencia se equipara en la literatura a violencia doméstica (VD) y a violencia conyugal Krug et al., 2002). 

Tipos de violencia doméstica

Manifestaciones de la violencia

Los diferentes tipos de violencia doméstica incluyen también formas diferentes de manifestarla, también descritos por la OMS, estos son: 

  • Autoviolencia: incluye el suicidio y la autoagresión. 
  • Violencia interpersonal: incluye la violencia familiar y de pareja (entre convivientes). 
  • La violencia comunitaria: agresión por terceros al medio familiar y la violencia colectiva, misma que puede ser social, económica o política. 
  • Violencia de género: este término hace referencia a la violencia específica contra las mujeres. Es utilizada como instrumento para mantener la discriminación, la desigualdad y las relaciones de poder de los hombres sobre las mujeres. Comprende la violencia física, sexual y psicológica. Incluye las amenazas, la coacción o la privación arbitraria de libertad, que ocurre en la vida pública o privada y cuyo principal factor de riesgo lo constituye el hecho de ser mujer.

Riesgos para la salud de las víctimas

Es importante destacar que todos los tipos de violencia doméstica comporta graves riesgos para la salud de las víctimas tanto a nivel físico como psicológico. El impacto emocional que genera esta situación es un factor de desequilibrio para la salud mental tanto de las víctimas como de los convivientes.

Como psicólogos, nuestro rol nos exige jamás permanecer ajenos a este importante problema de salud pública. Su intervención es necesaria en la prevención, en la detección, en el tratamiento y en la orientación de este complejo problema. Es imprescindible un abordaje integral y coordinado con otros colegas, profesionales e instituciones (Sassetti, 1993).

Causas de la violencia doméstica

Ahora que conoces los tipos de violencia doméstica es importante que sepas cuales son sus principales causas. La etiología de la violencia doméstica es muy compleja y sin duda de carácter multifactorial. Las actitudes socioculturales (desigualdades de género), condiciones sociales, relaciones conyugales, conflictos familiares, trastornos psicopatológicos, abuso de alcohol y drogas, y los aspectos biográficos como personalidad, historia de abusos y de violencia en la familia de origen, están relacionados con la misma. 

Algunas situaciones estancadas en la tradición y la cultura de muchas sociedades durante siglos se han relacionado con la violencia específicamente contra la mujer. Las relaciones de sumisión y dependencia de la mujer respecto al hombre, la justificación de la violencia masculina y su tolerancia por la sociedad e incluso por la mujer, los estereotipos sexuales y el rol limitado asignado a la mujer a nivel social explican en parte la violencia infringida a la mujer (Mullen, 1988). 

Instrumento de poder

Cabe destacar que la violencia ha sido y es utilizada como un instrumento de poder y dominio jerárquico, del fuerte frente al débil, del adulto frente al niño, del hombre frente a la mujer a través de los tiempos. Se estima que los dos factores epidemiológicos más importantes para la aparición de la violencia doméstica son: la relación de desigual posición de la mujer tanto en las relaciones personales como sociales y la existencia de una “cultura de la violencia”, que supone la aceptación de la violencia en la resolución de conflictos (Mullen, 1988). 

Afortunadamente, los cambios sociales de las últimas décadas respecto al papel de la mujer tanto en el ámbito privado (pareja, familia), como público (laboral, social) hacia una relación más igualitaria entre hombre y mujer, han hecho posible que el problema de la violencia doméstica haya salido a la luz. Esto debido en parte a una mayor conciencia de la mujer respecto a sus derechos y a su papel en la pareja, en la familia y en la sociedad. También a una mayor sensibilidad social respecto al problema.

La no aceptación de estos cambios por el hombre, y el ver peligrar lo que para algunos era vivido como privilegio, ha podido favorecer la aparición de violencia en ocasiones. Quizá éstas causas están en el trasfondo del problema, pero hay factores de riesgo y situaciones de especial vulnerabilidad que explicarían por qué en contextos similares, en ocasiones se producen las situaciones de violencia y en otras no (Mullen, 1988).

Consecuencias de la violencia doméstica

Las consecuencias de la violencia doméstica no solamente afectan a un integrante de la familia. En mayor o menor nivel afecta a todos los integrantes y puede darse una combinación de las consecuencias, integrando varios de los niveles que a continuación se mencionarán:

  • Físico: lesiones (todo tipo), traumatismos, heridas, quemaduras, relaciones sexuales forzadas, enfermedades de trasmisión sexual, embarazos de riesgo, aborto y muerte. 
  • Psicológico: trastornos de estrés post- traumático, ansiedad, depresión, intentos de suicidio, abuso de sustancias (alcohol, drogas y medicamentos), trastornos por somatización, trastornos sexuales y uso de violencia hacia los hijos. 
  • Social: aislamiento social. 

Impacto en la salud mental

Varios estudios con base poblacional, sugieren una relación significativa entre la experiencia de malos tratos y problemas de salud mental. Algunos son depresión, ansiedad, síndrome de estrés postraumático, insomnio y quejas somáticas. Aunque no hay estudios concluyentes sobre psicopatología previa y posterior a la vivencia de violencia en la pareja Gomel (1998). 

Se han desarrollado estudios con mujeres que sufrieron violencia, utilizando diferentes métodos y escalas de valoración. Se han encontrado resultados que arrojan una mayor prevalencia en ellas respecto a padecer síndrome de estrés postraumático, crisis de ansiedad, fobias, abuso de sustancias, trastornos por somatización, dolor crónico, depresión y riesgo de suicidio Gomel (1998). 

En la aparición de los trastornos de salud mental en las víctimas que sufrieron violencia y en la severidad de los mismos, influyen diversos factores. Disponer de soportes sociales y de experiencias positivas ante las crisis vitales, son considerados factores de protección y se asocian a niveles más bajos de síndrome de estrés postraumático.

Las situaciones estresantes durante la infancia y las experiencias negativas frente a crisis vitales, se asocian con una mayor frecuencia de trastornos psicológicos. Adicional, solo algunas víctimas de maltrato presentan trastornos psicopatológicos bien definidos.

En muchos casos, el motivo de consulta puede verse acompañado de síntomas físicos y psicológicos poco específicos y trastornos por somatización. Esto puede ser la carta de presentación de una situación de violencia. El reconocimiento de estos síntomas puede llevarnos a la identificación y tratamiento precoz del maltrato y quizás a prevenir la aparición de problemas futuros Gomel (1998).

Prevención de la violencia doméstica

Primeramente, los psicólogos necesitan optar por la psicoprofilaxis, es decir brindar capacitaciones a personas, orientadas al respeto, a la igualdad, la tolerancia y la no violencia en el seno de la familia y a la promoción de una cultura más igualitaria entre géneros y clases.

En este punto, la escuela y la sociedad deben jugar un papel orientado a crear un clima de no tolerancia hacia los agresores, a mejorar el status de la mujer en la sociedad y a exigir cambios en las normas sociales. Y de esta manera, contribuir a través de la educación para la salud, respecto a las relaciones interpersonales, la comunicación y la convivencia (Little, 2002).

Como segundo punto, es importante que, de tener cualquier sospecha de presencia de violencia doméstica, se haga la aplicación de entrevistas y cuestionarios que puedan confirmar la presencia de la misma. Esto favorecerá el poder hacer una valoración inicial de la situación de riesgo inmediato: riesgo vital por las lesiones, riesgo potencial de homicidio o de nuevas agresiones y riesgo de suicidio.

Posteriormente, esto dará pie a valorar si se trata de una situación aguda o crónica y establecer un plan de actuación (teniendo en cuenta la opinión de la mujer, la situación de los hijos, los apoyos con los que cuenta) para lo cual hoy disponemos de recursos, que en general el trabajador social puede poner en marcha (Little, 2002). 

Referencias bibliográficas

Gomel M.K. Domestic Violence-An Issue for Primary Health Care Professionals. Preventing Mental Ilness: Mental Health Promotion in Primary Care. Ed. R. Jenkins 1998;440-455.

Krug EG et al., eds. World report on violence and health. Geneva, World Health Organization, 2002.

Little K. Detección precoz de la violencia doméstica. Identificar, asistir, dotar de recursos a las víctimas. Postgraduate Medicine 2002; (7) 5:105-114.

Mullen E P, Roman-Clarkson S.E.,Walton V.A et Herbison E.P. Impact of sexual and physical abuse on women mental health. Lancet 1988:842-845.

Sassetti. M.R. Domestic Violence. Primary Care 1993; 20 (2):289-305.

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