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Violencia de género y Salud Mental

Violencia de género y Salud Mental

¿Qué es lo que debe entenderse como violencia de género? ¿Qué relación hay entre la violencia de género y la salud mental?

El término corresponde a aquella violencia que se desprende del hecho mismo de constituirse como hombre y mujer y ser dirigida de un género hacia el otro.

Es importante destacar el que, aunque existen ambas modalidades, es la violencia psicológica, la cual suele ejercerse de forma más común de la mujer hacia el hombre, mientras que la física y verbal suele ejercerse de manera contraria, del hombre hacia la mujer

¿Adicional, aunque no existen motivos o factores específicos que desencadenen la violencia de género, en varios estudios se considera como un hecho “cultural” y por qué cultural?

Cultura, Género y Salud Mental

En estos estudios se menciona que proviene de un intento de promover entre nosotros mismos, por parte de la sociedad, un dominio de unos a otros como forma natural de vida.

De esta forma, es el hombre individual ejerciendo poder en relaciones sexuales y, al mismo tiempo, la violencia de una sociedad jerárquica, autoritaria, sexista, clasista, militarista, racista, impersonal e insensata, proyectada a través de un hombre individual hacia una mujer individual” (Breith, ibíd., 1993).

Daño en el autoestima

Por otro lado, la violencia de género, no es un acto que solamente genere un impacto físico, sino que deja una huella similar al estrés postraumático, misma que afecta la autoestima a largo plazo.

Debemos entender la misma como la manera de valorarnos a nosotros mismos, ya sea en la forma en como nos vemos o sentimos respecto a nuestra apariencia, valores, defectos, habilidades, virtudes, acciones, como percibimos el valor que los demás tienen de nosotros y como nos estiman (Espinoza, Mendoza, Sánchez et al., 2014, 2008 y 2016).

La autoestima proviene del desarrollo de cinco componentes principales: autorrespeto, autoaceptación, autoevaluación, autoconcepto y autoconocimiento, por lo que estar expuesta a violencia puede afectar todas estas áreas, generando una auto-desvalorización sistemática de la persona consigo misma.

Algunos tipos de violencia de género más comunes

Discriminación en oportunidades laborales

Esto va más allá de únicamente otorgar a un hombre o a una mujer, un trabajo por el mero hecho de pertenecer a alguno de ambos géneros en específico.

En varias empresas o instituciones, a pesar de ya existir políticas que regulen el respeto a la diversidad e inclusión, se siguen presentando casos en los cuales las mujeres siguen siendo objeto de acoso, abuso sexual o agresión psicológica y verbal.

Y adicional, los hombres que de alguna forma también buscan muchas veces el reconocimiento de su homosexualidad, son discriminados al grado de tener que aguantar bromas pesadas o agresiones verbales por alguno de sus compañeros de trabajo.

La libertad de expresión queda muy lejos de ser respetada.

Violencia intragénero

Este tipo de violencia es uno de los más mencionados y alude a la agresión que muchas veces se ejerce entre mujeres.

Por ejemplo, se enseña en las familias a nivel cultural a siempre tener que estar al pendiente del hogar, procurar a la pareja, debido a la existencia de “la otra”.

Deja de tener relevancia el ejercer un rol maternal sano, el reconocimiento de la feminidad como fortaleza.

Es decir, la mujer se ve obligada a siempre “estar al pendiente” o ejercer algún tipo de “alerta” debido a que la existencia de otras mujeres puede ser un indicador y motivo de que pierda todo en su vida.

De ahí el hecho de que el término corresponde a aquella violencia que se desprende del hecho mismo de constituirse como hombre y mujer y ser dirigida de un género hacia el otro muchas veces promuevan una competencia tóxica en su ambiente, por miedo a que ya crearon un fantasma en su mente de la mujer en su familia, ambiente de trabajo o inclusive entre sus amistades, que existe y que puede arrebatarles a su esposo y por ende su vida entera.

Violencia silenciada

Este tipo de violencia es reconocida por todos como tal, pero sin embargo se oculta. Se trata de los casos de agresión sexual, de agresión física o psicológica en el hogar, de agresión sexual incestuosa y trata de blancas.

Lo peor de todo es que nadie niega que estos sean actos violentos. Sin embargo, se han venido normalizando en nuestra sociedad debido a que hasta la fecha se les sigue cuestionando sobre si “el hombre es realmente el agresor a la mujer”, cuando llegan a ocurrir este tipo de incidentes.

Como si la mujer fuera culpable de haberlos provocado o peor aún que son cosas “naturales” que a veces deben suceder en la pareja para demostrar quién tiene el mando.

Complementando lo antes mencionado, en cada caso “nuevo” que ocurre, se suele señalar a la mujer como culpable. La mujer agredida sexualmente se supone que se expuso, dijo “no” pero en realidad quería decir “sí”, o se vistió de manera tentadora o andaba sola por un lugar oscuro y peligroso.

No normalicemos

Profundizando un poco más en el tema de la agresión física o psicológica en el hogar, es considerado en nuestra sociedad como “peleas normales” que ocurren en un matrimonio, son normalizadas como las “subidas y bajadas” de una relación, la demostración a veces “desesperada” de amor cuando el hombre no está del todo de acuerdo con la mujer, etc.

Lo peor, es que a la mujer se le obliga a mantenerse callada, debido a que ya accedió a unir su vida con el marido y “debe aguantarse”, como decimos en México “los trapitos sucios se lavan en casa”.

Es entonces es cuando se queda sin la oportunidad de poder externar a personas de confianza que está siendo agredida debido a que será juzgada en su círculo íntimo.

La violencia sexual

Adicionalmente, también se presenta el caso ligado, de cuando se obliga a la mujer a tener relaciones sexuales cuando el marido quiere.

Aunque la mujer se encuentre sin deseos de querer consumar el acto, muchas veces en la familia, se le insiste en que debe estar siempre disponible para su marido, debido a que es parte de ese “servirle” (sin importar que tipo de fetiches tenga) y sin importar si esto pone o no en riesgo su vida.

Y lo más grave, se le comenta también que de no “saciar” los deseos del mismo, este puede buscarse una amante.

Hablando un poco más sobre la agresión sexual incestuosa, es simplemente un hecho que además de ser también “normalizado”, llega a considerarse un acto que se pasa generacionalmente, donde si la mamá fue agredida por algún familiar, tiene el mismo derecho de posesión sobre su hijo (a), nieto (a) o sobrino (a).

¿Qué hacer?

Adicional, cuando se lleva a niveles donde es denunciado o si quiera mencionado en el proceso terapéutico, se tacha de que no puede ser veraz, debido a que existe el supuesto de que entre familiares no existen ese tipo de inclinaciones y peor aún, se tiene la idea de que cuando se denuncia o acusa algún tipo de situación de esa índole, es porque se le quiere sacar dinero al familiar o abusar de él.

Muchas veces también, los niños (as) son acusadas de “inventar esas historias” porque malinterpretaron una muestra de afecto de un ser querido o simplemente crearon la historia como producto de su imaginación.

Conclusión

Considero a manera de conclusión que independiente a que este artículo contribuya a identificar y resaltar cuales son los tipos de violencia de género que siguen sucediendo en nuestra sociedad.

Debemos como psicólogos, comenzar a brindarle un mejor tratamiento a nuestros pacientes cuando identifiquemos que están viviendo una situación así.

De nada sirve, intentar inclinarnos hacia una denuncia o hacia la apertura para compartir su dolor, si no comenzamos por fortalecer el pilar tan importante que es su autoestima.

Adicional, no debemos olvidar que aunque existan redes de apoyo, la mayoría tiene hijos que el día de mañana se merecen vivir con su propia luz y no bajo la sombre y el sufrimiento de vida que tuvieron sus mamás

Cada persona siente distinta la violencia

Dependiendo de cada historia, nos podemos tomar con heridas en las experiencias ocurridas, en los entornos que cada paciente vivió, en el constructo que armaron respecto al concepto del amor, seguridad y la creencia en las capacidades que tienen para lograr sus metas.

Si no comenzamos por devolver al paciente a ese tiempo y provocamos el que sanen esas heridas, no van a poder crear un mejor constructo de ellas mismas y por ende podemos terminar con mujeres que se consideren inútiles o fracasadas, sin autocontrol en sus vidas y con otros posibles riesgos que pudieran terminar en la muerte.

Nuestros esfuerzos deben ir en función de prevenir, de psicoeducar sobre los caminos y opciones que tengan los pacientes; jamás tendremos un papel de tomar decisiones por ellos, pero somos tan responsables de orientarlos como de garantizar que vivan en el mejor presente y futuro posibles.

Referencias
  1. Breith, Jaime, (1993), Género, poder y salud, Ibarra, CEAS-UTN, Quito.
  2. Espinoza Campoverde M. Maltrato conyugal y autoestima en mujeres que trabajan en los mercados de la Ciudad de Loja, Ecuador-2014 [tesis de postgrado]. Loja: Universidad Peruana Unión; 2014.
  3. Mendoza Flores ME, Martínez Hernandez G, Pizano Zarate ML, Lartigue Becerra T. Violencia de género, embarazo y autoestima en un área urbana de la ciudad de México. Rev Enferm Herediana. 2008; 1(1): 40-47.
  4. Sánchez A, Marcelino C. Fortalecimiento de la autoestima mediante la psicoterapia Gestalt en estudiantes del primer ciclo de una universidad privada de Lima metropolitana [tesis de postgrado]. Lima: Universidad Nacional
Equipo Terapi Psicología Laboral
Equipo Terapi de contenidos de Psicología Laboral

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